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​Pieza del mes, octubre 2015

Francisco Antonio Cano Cardona (1865-1935) 
Eugenio Peña
1929
Pintura (óleo/tela) 
81 × 52,5 cm
Registro 3111

Documento sin título

Inspirada en las academias europeas Julian en París y San Fernando en Madrid, tras varios intentos, en 1886 se funda en Bogotá la Escuela Nacional de Bellas Artes, antecedente directo de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia. A partir de esta iniciativa, y sobreviviendo a las tensiones políticas locales de fin de siglo, durante las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX se regulariza la enseñanza de las bellas artes en nuestro país.


El óleo en que se representa a Eugenio Peña (1860-1944), además de responder a una de las maneras en que se asume el retrato en los primeros años del siglo XX –donde se muestra al personaje en su entorno para caracterizarlo y destacar sus virtudes–, propicia una reflexión en función de su lugar de producción, la Escuela de Bellas Artes. El artista y director de la Escuela (Francisco Antonio Cano) pinta a su amigo, el paisajista, erudito y secretario de la misma institución (Eugenio Peña), en un espacio de estudio, rodeado de libros y pinturas.


Para el momento en que Francisco Antonio Cano ejecuta este retrato (1929), la Escuela Nacional de Bellas Artes ha logrado consolidar criterios puntuales que respaldan la enseñanza en asuntos como: la adscripción y el respaldo a una historia del arte local, la concreción de una metodología de enseñanza academicista siguiendo los parámetros franceses y españoles, y la conciencia de trabajar en pro de una estética localista.


En su obra, Francisco Antonio Cano hace referencia a un importante momento de la educación artística en el país, las primeras décadas del siglo XX. Al contemplar la trascendencia de la serie de piezas artísticas referidas en los muros del recinto en que Cano sitúa a su colega, podemos hacer un seguimiento a varios de los hitos relacionados con la historia de la Escuela hasta ese momento.

Hacia la izquierda del cuadro, en un lugar privilegiado de la oficina donde está "Peñita", como solían llamar a Eugenio Peña sus colegas, se encuentra colgado el retrato de Alberto Urdaneta, pintura de Ricardo Acevedo Bernal. Que esta obra esté dentro del lienzo de Cano no es gratuito. Alberto Urdaneta fue una pieza clave para los procesos de profesionalización de las artes plásticas en Colombia, fundador del Taller de Grabado en 1881 y de la Escuela de Bellas Artes en 1886, y promotor de las primeras exposiciones de arte nacional. A partir de su legado, es posible estudiar los primeros pasos de las bellas artes nacionales como un campo autónomo.


Justo a la derecha del retrato de Alberto Urdaneta aparece la Inmaculada Concepción, de Gregorio Vásquez, considerado por la tradición académica el primer artista santafereño. En el muro siguiente, sobre la cabeza de "Peñita", está un cuadro atribuido a F. Archila, réplica de La última cena, del artista italiano Giovanni Battista Tiépolo, obra que reseña las prácticas de enseñanza de la Escuela donde, tal como se hacía en las academias europeas, copiar obras de los grandes maestros desde el renacimiento hacia parte del repertorio.


A partir de la pintura de Cano es posible referirnos a otro par de asuntos vigentes en las representaciones avaladas por la Academia en las primeras décadas del siglo XX: la relevancia de la escultura neoclásica para hacer homenaje a grandes hombres, figurada en un busto dispuesto en el margen izquierdo del cuadro, y la importancia del género paisajístico, señalado en la pintura del centro, justo arriba de la copia de La cena, ejecutada por Archila.


Entrado el siglo XX, el paisaje adquirió relevancia frente al retrato –género por excelencia durante el siglo XIX–, y con el respaldo de las enseñanzas de Luis de Llanos (1845-1895) y Andrés de Santa María (1860-1945), se convirtió en motivo de experimentación artística. No es gratuito que el paisaje que se referencia en el retrato de Eugenio Peña pueda remitirnos a una obra de carácter modernista.


La imagen de un hombre que en un país cargado de tensiones políticas asume la profesión de artista, un espacio de enseñanza que aloja la experimentación y la tradición condensadas en un pequeño acervo dispuesto en las paredes de una oficina, el logro de quienes se propusieron dar un norte a la educación artística en Colombia, son apenas algunos asuntos que podemos pensar al acercarnos al retrato de Eugenio Peña, un artista y académico de principios del siglo XX.

 

 

Ricardo Acevedo Bernal. Alberto Urdaneta, ca. 1905. Pintura (óleo/tela). 77 × 64,5 cm. Colección Museo Nacional de Colombia. Registro 2120.

 

Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. Inmaculada Concepción, 1667. Pintura (óleo/tela). 142 × 99 cm. Colección Museo de Arte Colonial.

 

F. Archila (atribuido). La cena, ca. 1929. Pintura (óleo/tela). 79,5 × 87,5 cm. Colección Museo Nacional de Colombia. Registro 2847.

   
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