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Piezas en Diálogo, agosto - septiembre - octubre de 2016

 
Luis García Hevia
Autorretrato vestido de masón
Ca. 1860
Copia en albúmina
Colección María Cristina González, Bucaramanga


 


LUIS GARCÍA HEVIA, 200 AÑOS: LA REALIDAD VERSÁTIL

Luis García Hevia (19 de agosto de 1816 - 31 de marzo de 1887), de quien se celebran 200 años de su nacimiento, fue un pintor, fotógrafo, maestro, coleccionista y militar bogotano que transformó una tradición artística colonial al abrir nuevos caminos en la plástica nacional. 

Como pintor, Hevia se ocupó en especial del retrato. Participó activamente en exposiciones artísticas entre 1841 y 1886 con géneros como el bodegón y el paisaje, y trabajó temas académicos como episodios mitológicos, escenas del Antiguo Testamento y cuadros de costumbres.

En 1841 llegó al país un descubrimiento sorprendente: el daguerrotipo, técnica que llegó a impresionar de tal manera a Hevia, que dedicaría el resto de su vida a la fotografía, combinándola con su oficio de pintor. 

En 1843 estableció una academia de dibujo, labor que retomó en 1846 al fundar la Academia de Dibujo y Pintura (1846-1849), en compañía de Ramón Torres Méndez (1809-1885), Simón José Cárdenas (1814-1861) y Narciso Garay (1810-1877), entre otros artistas.

El coleccionismo de pintura colonial y objetos históricos fue otra actividad a la que estuvo asociado. Se sabe que poseía lienzos de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (1638-1711) e indumentaria de los próceres de la independencia que luego pasaron al museo-taller de Alberto Urdaneta (1845-1887).



Luis García Hevia
Retrato de mujer
1845
Daguerrotipo iluminado

Colección Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña (Terrassa, España)

 

Continuidades y transformaciones en el retrato decimonónico

En sus primeros retratos al óleo, Hevia retomó los elementos plásticos transmitidos por su maestro Pedro José Figueroa (ca. 1770-1838), que evocan el retrato producido a finales del siglo XVIII, el cual se caracterizó por los fondos planos o encortinados, la rigidez de las figuras, la presencia de atributos relacionados con el cargo y linaje, el incipiente volumen en los cuerpos, el uso de cartelas biográficas y la carencia de perspectiva.

Al consolidarse como retratista García Hevia sintetizó algunos de esos rasgos con ciertos cambios, referidos sobre todo a la eliminación de elementos decorativos superpuestos. Plásticamente, los personajes comenzaron a adquirir volumen dentro del espacio pictórico, y temáticamente, se retrataron en especial próceres, escritores, pintores, clérigos y mujeres destacados en la vida social y política, además de pintar grupos de personas, como afirma el historiador Pablo Rodríguez  (2015):

Durante el siglo XIX, sobre todo en su primera mitad, la pintura se ocupará prioritariamente de representar la temática de la independencia, sus batallas y sus héroes. Sin embargo, poco a poco, se fueron realizando cuadros sobre familias, parejas de esposos, grupos de niños y retratos de ancianos. Igualmente, surgieron con especial fuerza la pintura costumbrista y la de escenas cotidianas.

 








Pedro José Figueroa (atribuido)
(ca. 1770-1836)   
Pablo Morillo
ca. 1815
Óleo sobre tela
Reg.  524 
Procedencia sin definir, catalogado por primera vez en 1853​​





Luis García Hevia
​(1816-1887)  
Pedro José Figueroa
1836
Óleo sobre tela
Reg. 551 
Perteneció a Alberto Urdaneta (1888).
Catalogado por primera vez en el 
Catálogo general del Museo de Bogotá (1917)
 



El alma del retrato: entre la fotografía y la pintura

En los retratos de García Hevia podemos ver un interés por definir los rasgos psicológicos del retratado, sumado a un propósito de copiar la realidad, sin embellecerla. Sus rostros nos muestran rasgos muy marcados, enfatizando en el carácter particular del modelo. 

La indumentaria adquiere en el retrato un rol particular, dado que el artista destaca, por medio de los detalles en los textiles, el origen social de sus personajes y los enmarca en una temporalidad específica, expresada en el detalle de accesorios y prendas propios de la época, como se puede apreciar en el cuadro de Josefa Acevedo de Gómez.

Por cuadros como el de Asunción García Mejía (1786-1851) y Juan José Neira (1793-1841), se cree que García Hevia retrató personas fallecidas como si estuvieran vivas. Es muy probable que el artista contara, para pintar algunas de sus obras, con daguerrotipos o fotografías tomados en albúmina de dichas personas, para luego pintarlos al óleo.

Podemos concluir que la fotografía, que García Hevia empezó a trabajar desde 1841 hasta su deceso, fue una herramienta de base para plasmar una marcada veracidad en sus retratos. Los rasgos físicos que captura la fotografía, que podrían considerarse “más reales”, le llamaron la atención a Hevia, quien buscó transferirlos fielmente al lienzo. En su trabajo se manifiesta una transición constante entre la fotografía y la pintura.

 

​​





Luis García Hevia
(1816-1887)  
Muerte del general Santander 
1841
Óleo sobre tela
Reg. 553
Perteneció a Josefa Briceño Santander. 
Catalogado por primera vez en el 
Catálogo general del Museo de Bogotá (1917)​










Luis García Hevia
(1816-1887) 
Asunción García Mejía
1851
Óleo sobre tela
Reg. 6554
Donado por la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Colombia (31.3.2008)​


  



Retratos de asesinos y fotos de guerra: inicios de la reportería gráfica 

Hevia fue el primer artista colombiano en notar la asombrosa capacidad de la fotografía para capturar la realidad y producir retratos directamente del natural. Este interés se vio reflejado en su participación en la Primera Exposición de las Obras de la Industria de Bogotá (1841), certamen en el que ganó el tercer premio con un grupo de pinturas y dos ensayos de daguerrotipo

Del mismo modo, fue el primero en emplearla como registro de acontecimientos cotidianos o insólitos, lo que luego se conocería como reportería gráfica, motivo por el cual el fotógrafo pudo registrar el retrato de criminales antes de su ejecución, como en el caso del Cuadro de los individuos que estrangularon a Joaquín Vega (1858), crimen relatado por el historiador José María Cordovéz Moure (1835-1918) en Reminiscencias de Santafé y Bogotá (1899), en el cual “cuatro hombres del pueblo, conocidos respectivamente por los apellidos Arévalo, Niño, Rueda y Garay […] instigados por el primero, resolvieron robar [al comerciante Vega], previo asesinato”.

Hevia también registró los desastres de la guerra civil de 1860 a 1862, de los cuales se destaca la toma del convento de San Agustín (1862) por parte del general Canal, del ejército centralista, enfrentado a Tomás Cipriano de Mosquera, general federalista. De estos eventos, el artista reprodujo posteriormente las imágenes en albúmina para vender copias en serie, a modo de noticia gráfica. 

Este hecho lo aprovecharon varios litógrafos para reproducir series más extensas y económicas, como la Litografía F.T. Amaya. A finales del siglo XIX, los grabadores comenzaron a utilizar las fotografías como herramienta para ilustrar hechos, técnica que se haría común en la impresión de periódicos y revistas gráficas, como el Papel Periódico Ilustrado (1881-1886) y la Revista Ilustrada (1898-1899).






Luis García Hevia 
(1816-1887)  
Cuadro de los individuos que estrangularon a Joaquín Vega
1858
Copia en albúmina 
Reg. 3374 
Catalogado por primera vez en 1881​
Luis García Hevia 
(1816-1887)  
Plazuela de San Agustín, costado norte, ocupado hoy por el Convento de la Enseñanza. Vista tomada al día siguiente del combate con las fuerzas del General Canal
1862
Copia en albúmina
Biblioteca Luis Ángel Arango



 

Entre tradición e innovación: la pintura, la fotografía y la captura de la realidad


Luis García Hevia logró consolidarse como uno de los pintores y fotógrafos más importantes de la segunda mitad del siglo XIX. Su experiencia en el taller garantizaba al público una captura exacta de la realidad en sus retratos, ya fueran al óleo o en fotografía. A propósito, su aviso publicitario en el periódico El Pasatiempo (1853) anuncia:

La práctica de algunos años en el uso del Daguerrotipo, da al infrascrito el derecho a garantizar la esactitud propiedad i belleza de los retratos, de lo que ha dado recientemente repetidas pruebas en el mismo establecimiento.

Adquirió tal importancia como retratista, que en uno de los avisos de los servicios que ofrecía en su taller anunciaba como novedad la técnica del óleo sobre papel fotográfico:

Fotografía… se hacen retratos por  un sistema  nuevo al óleo, que imita más la  naturaleza, pues además del parecido exacto que da la máquina, se agrega el del colorido, con toda la belleza y hermosura del óleo, y la ventaja que ofrece la duración de los antiguos cuadros.

Dicha técnica adquirió tal importancia que, décadas después, la retomaron  pintores académicos como Epifanio Garay (1849-1903) y reconocidos fotógrafos como los del estudio Duperly & Son (activo desde 1865).

García Hevia fue un artista versátil y visionario, que trascendió los límites pictóricos de su época e innovó el campo artístico colombiano a través de la fotografía.



​​
​​​Luis García Hevia (atribuido)​

(Bogotá, 1816-1887) 

Urbano Pradilla

Ca. 1870

Copia en albúmina

Reg. 4471

Adquirida por el Museo Nacional de Colombia (16.12.1999)







Epifanio Julián Garay Caicedo
(1849-1903)  
Narciso Garay Jiménez
ca. 1875
Óleo sobre fotografía
Reg. 5435 
Donado por la Fundación Beatriz Osorio (26.7.2004).
La obra perteneció a Enrique Salgado Garay, nieto de Elías Garay
Estudio Duperly & Son 
(activos 1865)  
Próspero Pinzón
ca. 1901
Óleo sobre fotografía
Reg. 478 
Ingresó a las colecciones en 1907. Figura en el informe de gestión de Rafael Espinosa Escallón (1908)
 





[1] El Duende, 25 de julio de 1847, 2.

[2] Gabriel Giraldo Jaramillo. La pintura, la miniatura y el grabado en Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1980, 54.

[3] El Constitucional de Cundinamarca, 3 de diciembre de 1841; El Día, 21 de noviembre de 1841.

[4] José María Cordovez Moure. Reminiscencias de Santafé y Bogotá. Bogotá, D. C.: Gerardo Rivas Moreno (ed.), 2000. 

[5] El pasatiempo. Bogotá, 30 de marzo de 1853, 289.

[6] La República. Bogotá, 19 de febrero de 1868, 392.



BIBLIOGRAFÍA 


Acuña, Ruth. Alberto Urdaneta: coleccionista y artista. Bogotá: Cuadernos de Pioneros de Museología, Unibiblos, 2010.

Caicedo Rojas, José. Apuntes de ranchería y otros escritos escogidos. Bogotá: Ministerio de Educación de Colombia, 1945.

García Hevia, Luis. Reminiscencias. Papel Periódico Ilustrado, tomo V, año V (1886-1888), 1886, 43-44.  

Giraldo Jaramillo, Gabriel. La pintura, la miniatura y el grabado en Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1980.

González Aranda, Beatriz. El arte colombiano en el siglo XIX, Bogotá: Colección Bancafé, Bancafé, Fiducafé, Fondo de Cultura Cafetero, 2004.

González de Cala, Marina. «Los precursores de la fotografía en Santander». Revista Lámpara, N.º 104, 1987.

González de Cala, Marina. Fotografía en el gran Santander, desde sus orígenes hasta 1990. Bogotá: Banco de la República, 1991.

González Escobar, Luis Fernando. Del alarife al arquitecto. El saber hacer y el pensar la arquitectura en Colombia, 1847-1936. Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2011.

Medina, Álvaro. Procesos del arte en Colombia. Bogotá: Laguna Libros & Ediciones Uniandes, 2013.

Moreno de Ángel, Pilar. El daguerrotipo en Colombia. Bogotá: Arco, 2000.

Ortega Ricaurte, Carmen. Diccionario de artistas en Colombia: pintores, escultores, arquitectos (s. XVI-s. XIX), ingenieros militares (s. XVI-s. XVIII), grabadores, dibujantes, caricaturistas, ceramistas, orfebres, plateros, caricaturistas y dibujantes.
Bogotá: Ediciones Tercer Mundo, 1965. 

Rodríguez Jiménez, Pablo. «La familia en la pintura colombiana del siglo XIX». Revista Credencial Historia, N° 311, Noviembre de 2015

Vallín Magaña, Rodolfo y Victoria Gálvez Izquierdo (investigación y textos). Arte y fe: colección artística agustina Colombia. Bogotá: Providencia de Nuestra Señora de Gracia, 1995.

Vergara y Vergara, José María. Almanaque de Bogotá i guia de forasteros: para 1867. Bogotá: Imprenta Gaitán, 1886.


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