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Pieza del mes febrero 2014

CONMEMORANDO 60 AÑOS DEL VOTO FEMENINO

Revista Semana

Esmeralda Arboleda Cadavid y Josefina Valencia de Hubach, miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (ANAC), en el Acto Legislativo Nº 3 de 1954, reformatorio de la Constitución Nacional por el cual se otorga a la mujer el derecho activo y pasivo del sufragio.   

1954
Copia en gelatina (emulsión fotográfica/papel)
18,8 × 19,6 cm
Reg. 5730 


La pieza del mes de febrero es una fotografía en la que aparecen Esmeralda Arboleda Cadavid (1921-1997) y Josefina Valencia Muñoz (1913-1991) cantando el himno nacional. La imagen fue tomada durante el Acto Legislativo Nº 3 de 1954, en el cual se reconocieron los derechos políticos de las colombianas. Ambas mujeres sobresalieron en el ámbito público tanto por su participación en el movimiento sufragista como por su destacada carrera política. Josefina Valencia fue nombrada gobernadora del Cauca en 1955 convirtiéndose así en la primera colombiana en detentar una gobernación y ministra de educación en 1956 por el general Gustavo Rojas Pinilla (1900-1975). Esmeralda Arboleda, a su vez, fue designada ministra de comunicaciones en 1961 por Alberto Lleras Camargo (1906-1990). La fotografía se publicó originalmente en la edición del 6 de septiembre de 1954 de la revista Semana (vol. XVII, Nº 410) como ilustración del artículo dedicado a la aprobación del voto femenino. La copia en papel que forma parte de las colecciones del Museo Nacional fue donada a la institución por Sergio Uribe Arboleda, hijo de Esmeralda Arboleda, en 2005.

Josefina Valencia y Esmeralda Arboleda habían sido nombradas delegadas de la presidencia para la Asamblea Nacional Constituyente (ANAC) por el general Rojas Pinilla, quien ejerció como presidente de la república entre 1953 y 1957. La primera debía representar al Partido Conservador y la segunda al Partido Liberal. Entre los participantes en la ANAC, asamblea dominada por los miembros del Partido Conservador, había tres posiciones respecto al voto femenino: oposición, apoyo a la concesión de un derecho de voto restringido y promoción del establecimiento del sufragio femenino en igualdad de condiciones al masculino. Pese a que esta última opción no era la defendida por la mayoría de los delegados, la intervención del general Rojas Pinilla condujo a que se aprobara. Aunque en el Acto Legislativo Nº 3 de 1954 se instituyó el derecho al voto de las mujeres, éste sólo se pudo ejercer en el plebiscito del 1º de diciembre de 1957, cuando se estableció el Frente Nacional (1958-1974).

Si bien la participación femenina en la ANAC se reducía a dos delegadas, la obtención de los derechos políticos para las colombianas fue resultado de una prolongada labor de las feministas del país. Sin contar el primer intento de establecimiento del sufragio femenino en Colombia –Constitución de 1853 de la provincia de Vélez–, que no prosperó, investigadoras como Norma Villarreal (1994) y Lola G. Luna (2004) han demostrado que el proceso de consecución del voto femenino se desarrolló entre 1930 y 1957.

Este periodo se dividiría en tres etapas: una primera, transcurrida entre 1930 y 1943, en el que se lograron avances legislativos como la ley de 1932, que permitió a las mujeres casadas manejar sus propios bienes; el decreto de 1933, que autorizó a las mujeres a cursar estudios universitarios, o el acto legislativo de 1936, en el que se determinó que pudiesen desempeñar algunos cargos estatales. Una segunda, comprendida entre 1944 y 1948, en la que se intensificó la lucha por el voto y se produjo un auge del movimiento: en 1945 y 1946 se celebraron sucesivamente el I y el II Congreso Nacional Femenino, se fundaron organizaciones como la Unión Femenina de Colombia (1944) y la Alianza Femenina de Colombia (1945), y se constituyeron órganos de expresión como las revistas Agitación Femenina y Mireya. Finalmente una tercera, transcurrida entre 1949 y 1957, en la que la actividad feminista disminuyó en intensidad debido a la explosión de la Violencia (ca. 1948-ca. 1958), hasta cuando el régimen del general Rojas Pinilla propició la consecución del derecho al sufragio.  

En el movimiento feminista colombiano, caracterizado por su heterogeneidad, participaron socialistas, liberales y conservadoras. Estas últimas eran aquellas que se identificaban más fuertemente con una noción tradicional de lo femenino y que luchaban por mejorar la situación de la mujer, sin abandonar la concepción “maternalista” de lo que debía ser su función en la sociedad. En cambio, las liberales y las socialistas tenían en mente una noción de “mujer moderna”, que implicaba una mujer que podía desarrollarse como individuo en ámbitos diferentes del hogar y en actividades distintas del cuidado de los hijos y el esposo. ​ 
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