Estos zapatos fueron elaborados por los indígenas sioux, también conocidos como dakotas, nakotas o lakotas.  Dicho pueblo habitó un extenso territorio desde el sur de Canadá hasta el norte de Estados Unidos de América y, actualmente, se encuentra distribuido en más de una decena de reservas indígenas norteamericanas.  Las mujeres sioux se encargan del montaje de las viviendas tradicionales, conocidas como Tepee, y de la confección del vestuario y calzado, usando pieles de búfalo, alce, conejos o coyotes. Estas mujeres han sido reconocidas por la elaboración de zapatos mocasines, término derivado de la palabra makasin, del idioma powhatan, cuya principal característica es la ausencia de hebillas, cordones u otro medio de sujeción. 

Los mocasines se elaboran con piel animal sin curtir, son cosidos con tendones y bordados con granos, semillas y otros elementos siguiendo patrones abstractos que simbolizan fuerzas y elementos naturales a través de los cuales se canaliza la energía espiritual. Este par de mocasines forma parte de la colección de etnografía del Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Posiblemente, se integraron a dicha colección a través de los intercambios con instituciones de diferentes países de América y Europa realizados por el Instituto Etnológico Nacional durante las décadas de 1940 y 1950.