JUNIO-JULIO-AGOSTO DE 2018Colección de arteSala Obras en tránsito y Reserva visible de la colección de etnografíaPrimer piso Sala Ideologías, arte e industria [1910 - 1948] Tercer piso
Tres escultores, tres estilos
Gumersindo Cuéllar Jiménez (Tinjacá, Boyacá; 1891 - Villeta, Cundinamarca; 1958) Exposición Nacional de Bellas Artes, Bogotá1931Copia en gelatina8,6 x 13,5 cmMuseo Nacional de Colombia, reg. 5736Donada por Andrés Felipe Ortiz (25.10.2005)
En Colombia, durante el periodo comprendido entre 1920 y 1950, surgieron tres escultores que buscaron renovar la experiencia técnica y los lenguajes de expresión en diálogo con la modernidad artística, paralelamente a las propuestas de tradición académica y de carácter nacionalista.
El Primer Salón de Artistas Colombianos de pintura y escultura, realizado en 1931, fue considerado como el antecedente más próximo a la organización de los salones nacionales de artistas. En este concurso participaron artistas como Gustavo Arcila Uribe (1895-1963) y José Domingo Rodríguez (1895-1968), con las obras El solitario (reg. 7511) y Eva (reg. 6439) respectivamente. En 1944, Miguel Alfonso Sopó Duque (1918-2014), discípulo de Rodríguez, se presentó en el V Salón Nacional de Artistas con la escultura Maternidad (reg. 6064), pieza que ganó el primer premio y le permitió obtener una beca para viajar a Estados Unidos y continuar su formación profesional entre 1945 y 1950.
Estas exposiciones se destacaron por mostrar al público nuevos lenguajes de expresión que reflejaban la intención, principalmente de los escultores, por salir del ámbito académico. Las novedosas propuestas presentadas por Arcila, Rodríguez y Sopó fueron resultado de un diálogo con el medio artístico internacional que cada uno entabló con Estados Unidos, España, Francia e Italia entre 1920 y 1950.
Estos tres escultores se enfrentaron, cada uno en su momento, al hecho de materializar en sus obras los movimientos modernos que estaban renovando las artes plásticas, las artes decorativas y la arquitectura en Europa y Norteamérica. Estas transformaciones se expresaron en sus esculturas a través de “los ritmos del Art Nouveau, las simplificaciones del Postimpresionismo y la geometrización del Art Decó”1, lo cual les permitió proponer lenguajes de expresión variados, que hoy podemos definir según los intereses personales de cada uno. Así, sus trabajos confluyeron en la creación de una obra de marcado estilo sintetista, en la medida en que sugieren lo real pero expresado en formas simples. Este deseo de renovar el ámbito escultórico nacional se distanció de la escultura que reproducía la realidad y propuso una nueva, llena de formas puras contenidas armónicamente en un bloque de granito, mármol, roca, madera, cemento o cerámica.
Gustavo Arcila Uribe
(Rionegro, Antioquia; 1895 - Bogotá, 1963)
Sermón del monte
1922
Mármol tallado
52 x 53 x 32,5 cm
Museo Nacional de Colombia, reg. 2308
Catalogado por primera vez en 1960
Esta escultura obtuvo el Premio Shaffer en la Exposición de Artistas de Chicago en 1922. La versión previa elaborada en yeso patinado participó en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929 y en el Primer Salón de Artistas Colombianos de pintura y escultura de 1931. Esta obra es formalmente una de las primeras esculturas que capturó el espíritu moderno, desligado de la tradición académica y pleno de interés por difuminar la figura y apoyarse solamente en la síntesis del sujeto representado.
Gustavo Arcila Uribe
(Rionegro, Antioquia; 1895 - Bogotá, 1963)
El solitario
1931
Cerámica vidriada
103 x 43 x 48 cm
Museo Nacional de Colombia, reg. 7511
Ingresó a la colección en 2012
Esta obra fue condecorada con el segundo premio en escultura del Primer Salón de Artistas Colombianos de pintura y escultura en 1931. Realizada en cerámica, demuestra la habilidad de Arcila para manejar una técnica de difícil ejecución que requiere mucho tiempo de elaboración. El solitario se destacó además por ser la primera escultura en cerámica de gran tamaño ejecutada como obra de arte y no como objeto decorativo para presentar en un concurso artístico.
José Domingo Rodríguez
(Santa Rosa de Viterbo, Boyacá; 1895 - Macuto, Venezuela; 1968)
Eva
1929
Yeso modelado y patinado
126 x 62,5 x 110,5 cm
Museo Nacional de Colombia, reg. 6439
Donada por Blanca Cecilia Omelance, Alba Rosa y María Ofelia
Rodríguez Vargas, hijas del artista (23.11.2007)
Esta obra participó en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y en el Primer Salón de Artistas Nacionales de 1931. En este último certamen estuvo acompañada de su versión en bronce, la cual se distancia de la escultura en yeso por la postura de la figura que resulta más dramática, unida a un lenguaje más expresivo. A raíz de estos trabajos la crítica artística consagró a Rodríguez como “un escultor de grandes emociones”.
José Domingo Rodríguez
(Santa Rosa de Viterbo, Boyacá; 1895 - Macuto, Venezuela; 1968)
Despertar
Ca. 1940
Vaciado en cemento
219 x 76 x 45 cm
Museo Nacional de Colombia, reg. 3102
Donada por Alba Rosa Rodríguez Vargas, hija del autor (22.1.1979)
La exploración plástica de Rodríguez se vio influenciada por las formas rítmicas y sensuales del art nouveau. En esta escultura podemos apreciar la asimetría de la postura del cuerpo femenino que es llevada por el escultor a su máxima elongación en un intento por destacar el vigor y la gracia de las formas. La habilidad del escultor se pone a prueba al utilizar materiales poco usuales en la práctica de la escultura artística, como en este caso el cemento.
José Domingo Rodríguez
(Santa Rosa de Viterbo, Boyacá; 1895 - Macuto, Venezuela; 1968)
Angustia
Ca. 1942
Granito tallado
88 x 55 x 87 cm
Museo Nacional de Colombia, reg. 3103
Donada por la Fundación Beatriz Osorio (22.1.1979)
Esta obra ganó el primer premio de escultura en el III Salón Nacional de Artistas en 1942 y el premio República de Colombia en la Bienal de Madrid de 1951. La crítica de arte la describió como una obra que genera sensaciones de ritmo, proporción y dramatismo a través de las líneas geométricas contenidas en solo bloque: “el escultor rechazaba el buen acabado y prefería el efecto nervioso de los cortes tajantes y crudos, producidos a rápidos golpes de escoplo” (Medina, 1995, p. 70).
Miguel Alfonso Sopó Duque
(Zipaquirá, Cundinamarca; 1918 - Bogotá, 2014)
Obrero
1948
Caoba africana tallada
94 x 38 x 24 cm
Museo Nacional de Colombia, reg. 6065
Ingresó a la colección en 2007
La experimentación con la talla directa en piedra llevó a Sopó a probar materiales menos tradicionales, como la madera. Este escultor ganó el premio John Simon Guggenheim de Nueva York en 1948, con el que realizó una exposición de un grupo de obras entre las que se destacan Obrero y Primitivo minero. En esta exposición Sopó presentó esculturas de cuerpos masculinos que emergen de un solo bloque de caoba, de vigorosa expresión y que representan al proletariado colombiano.
Miguel Alfonso Sopó Duque
(Zipaquirá, Cundinamarca; 1918 - Bogotá, 2014)
Maternidad
1944
Piedra tallada
147 x 47 x 60 cm
Museo Nacional de Colombia, reg. 6064
Ingresó a la colección en 2007
Sopó se consolidó como escultor a partir de 1944, año en que participó en el V Salón Nacional de Artistas en calidad de estudiante con su talla en piedra Maternidad. Esta obra muestra la influencia del muralismo mexicano al presentar dos figuras sobre las cuales se alteran los volúmenes del cuerpo, rasgo que anticipa la abstracción figurativa de sus futuras esculturas. En Maternidad se puede dilucidar la habilidad del artista al esculpir directamente sobre el material sin modelados previos.
Región arqueológica de San Agustín, Huila
Figura antropomorfa
1 - 900 d. C. (cronología relativa)
Piedra pulida y tallada
Instituto Colombiano de Antropología e Historia, cód. ICANH 2010-1
Los líderes de los clanes de las antiguas sociedades que habitaron el territorio que comprende la zona arqueológica de San Agustín vieron en la escultura, una manera de inmortalizar su imagen y su poder ideológico al demarcar los sitios monumentales de enterramiento. Estos líderes acudían a los escultores, que sobre piedras volcánicas tallaron figuras con forma de hombres y mujeres ataviados con las distinciones de su clan y los símbolos de poder que los diferenciaban ante la comunidad.
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[1] Vanegas, C. (2005). El contexto artístico y la obra de Carolina Cárdenas. En Carolina Cárdenas 1903-1936 (pp. 22-37). Bogotá: Museo Nacional de Colombia.
Bibliografía
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Arciniegas, G. (1921). La exposición de pintura del Centro de Bellas Artes. Universidad: Crítica, Cuestiones Estudiantiles, Información, I(13), 221-222.
Arciniegas, G. (1929). Las esculturas de José Domingo Rodríguez. Cromos, 680.
Calderón Schrader, C. (1990). 40 Años Salón Nacional de Artistas. Bogotá: Colcultura.
Medina, Á. (1995). La reorientación del movimiento escultórico. En El arte colombiano de los años veinte y treinta (pp. 62-86). Bogotá: Colcultura.
Padilla Peñuela, C. (2008). La llamada de la tierra: el nacionalismo en la escultura colombiana. Bogotá: Fundación Gilberto Alzate Avendaño.
Pini, I. (2000). En busca de lo propio: inicios de la modernidad en el arte de Cuba, México, Uruguay y Colombia 1920-1930. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
Rey-Márquez, J. R. (2006). Antecedentes del Salón Nacional de Artistas. En Marca registrada. Salón Nacional de Artistas. Tradición y vanguardia en el arte colombiano. Bogotá: Museo Nacional de Colombia.
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Vidales Jaramillo, L. (1940). El primer salón del arte colombiano. Revista de las Indias, 239-246.
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Curador(es):
Ángela Gómez Cely, Curaduría de Arte
Fecha:
Junio a agosto de 2018
Lugar: Sala 5: Obras en tránsito y Reserva visible de la colección de etnografía | Primer piso
Sala 16: Sala Ideologías, arte e industria [1910 - 1948] | Tercer piso
Costo: Adultos: $4.000 | Estudiantes: $3.000 | Niños (de 5 a 12 años): $2.000