Objeto: pieza cerámica, instrumento musical (ocarina)
en forma de caracol
Cultura: Piartal - Tuza
Lugar de procedencia: departamento
de Nariño
Cronología relativa:
800 al 1500 d.C.
Material: cerámica
Tamaño: 4,6 × 11,9 ×
5,2 cm
Código: 84-X-2642,
Na-880
Colección: Arqueología
del Icanh
En la colección arqueológica del ICANH se conservan cerca de
40 piezas cerámicas en forma de caracol (ocarinas) de la cultura Nariño, cuyas
formas, tamaños, diseños y acabados varían considerablemente. Muchas de ellas se
caracterizan por una decoración negativa negro-crema, sobre pintura positiva
roja, muy común en la cerámica de la zona. Otras contienen detalladas y
complejas formas decorativas, como cuerpos humanos, animales y dibujos
esgrafiados; es el caso de esta singular pieza, trabajada en forma de caracol,
delicadamente modelada y decorada con incisiones. El caracol tiene remates, con
figuras de animales, que podrían representar monos cuyos aullidos habrían sido
imitados por un diestro intérprete de la época.
Diversos pueblos prehispánicos dejaron huella en las colinas
y valles del altiplano nariñense, zona fría y montañosa ubicada a unos 3.000
metros sobre el nivel del mar, al suroccidente de Colombia. Los arqueólogos
contemporáneos han definido dos tipos cerámicos, que corresponden a diferentes
periodos y características estéticas de los objetos encontrados: periodos Capulí,
Piartal y Tuza. Capulí se encuentra datado tentativamente a partir del año 850
y Piartal-Tuza está fechado entre los siglos VIII y XVI d.C.
En materiales cerámicos de los dos periodos se han hallado numerosos
caracoles y conchas de mar, además de representaciones en cerámica de estas
formas de la naturaleza. En las excavaciones del complejo Capulí se encontraron
varias conchas y grandes caracoles asociados a entierros como ofrendas
funerarias, algunos de ellos recubiertos con delgadas láminas de oro.
Entre los hallazgos del complejo Piartal y Tuza, siglos VIII
y XVI d.C., se hallaron grandes cantidades de objetos cerámicos que representan
caracoles; en particular, son instrumentos musicales de viento, como ocarinas,
silbatos, llamadores, que pudieron usarse
en prácticas rituales y cotidianas como medio de comunicación, a manera de
silbatos o trompetas. Algunos arqueólogos, como Édgar Emilio Rodríguez Bastidas
(1992, p. 32), afirman que la presencia de estos caracoles permite suponer la
existencia de relaciones de intercambio con grupos costeros.