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Viaja a París, donde desarrolla las técnicas de grabado. Conoce museos, galerías, artistas y escritores que lo introducen en la cultura
universal. Regresa a mediados de la década de 1960 y experimenta con todas las técnicas: escultura, pintura, grabado, cerámica, tapicería. En sus temas incorpora, de manera compleja, animales, figuras humanas y objetos
que hacen parte de la cultura zapoteca, y de su propia infancia. Aunque ha vivido por temporadas en el extranjero, la cultura externa enriquece su temática, en lugar de alejarlo de la cultura natal. En su obra logra
integrar un leguaje de elementos específicos y locales con técnicas y formas del arte universal contemporáneo; su talento reside precisamente en fundir todos sus mundos.
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