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El café se convirtió en la principal exportación colombiana a finales del siglo XIX. Sus condiciones de producción variaron según la región. En Cundinamarca predominaron las grandes haciendas, como la que emitió esta ficha que funcionaba como una moneda de emisión privada. En Santander abundaron los pequeños cultivadores y en Antioquia existían ambos tipos de productores. Hacia la década de 1930, se produjo una relativa democratización de la propiedad cafetera como resultado de las luchas por la tierra de los campesinos de Cundinamarca y de la difusión del minifundio en las zonas de reciente colonización en el occidente del país.