Pieza del mes de junio de 2012 Sin título (lagartijas) Colección de Artes. Área Dibujo Sala Ideologías, arte e industrias (1910 - 1948) Tercer piso
|
|
|
Leopoldo Richter Sin título (lagartijas) ca. 1950 Dibujo Reg. 7057 21 x 31 cm Donado por Gisela Käthe Lotte Finzel de Richter (30.7.2009) ... |
Programa Pieza del mes 2012
Este año en el Programa de la Pieza del mes los protagonistas son los animales. Así, invitamos a nuestros públicos a reflexionar sobre la relación del hombre con estos seres y su entorno.
_________
“Es difícil describir lo vivo; todo es producto de la propia capacidad
individual para percibir e interpretar lo observado”
Inconforme con el surgimiento del nacionalsocialismo en Alemania, su país natal, Leopoldo Richter emigró a Brasil en 1932 y se radicó en Colombia en 1935 para vincularse como entomólogo al Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional. Había estudiado pedagogía en la Escuela Superior Técnica de Baden, pero su amor por la selva lo convirtió en un científico autodidacta. Durante más de veinte años se dedicó al estudio de los membrácidos, familia de chinches e insectos de extrañas formas. Los estudiaba al microscopio y luego los dibujaba con una especial sensibilidad artística.
Pero no sólo pintó membrácidos, Richter viajó por las selvas del Alto Opón, del Carare, visitó la Amazonia y la costa del Pacífico; su interés científico se complementó con una observación minuciosa de la vida indígena recreada en notas de viaje y dibujos. Su obra muestra el diálogo entre comunidades y naturaleza, y a la vez ilustra su propia experiencia.
En este caso, más que parte de una especie, los lagartos son interpretados como tranquilos habitantes de la selva. Sobre el fondo negro de la crayola, Richter retiró material y construyó el dibujo en negativo, como suele hacerse con las planchas de grabado, tal vez porque en sus años juveniles, estudió técnicas de grabado sobre madera en la escuela Superior Técnica de Karlsruhe.
Durante la década de 1950 inició la exhibición pública de sus dibujos y pinturas. El medio artístico colombiano lo recibió con beneplácito pero Richter se mantuvo al margen de la vida pública, en su casa-jardín de la sabana. Nada alteró la continuidad de su obra: Richter se había construido un mundo, se había instalado en una iconografía distinta a la de sus contemporáneos pero a la vez tan moderna como la de los demás.