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Colecciones de Etnografía (Icanh) Sala Ideologías, Arte e Industria (1910-1948) Tercer piso
Etnia guahibo Maraca Guahibo Madera, fibras vegetales, semillas, plumas 8,5 × 14 × 40 Reg. 44-VII-5561 Ingresa a la colección del Icanh en 1943
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Programa Pieza del mes 2013
Hace 190 años el Museo Nacional alimenta una colección de piezas, en su mayoría donaciones, que tienen los más diversos orígenes. Muchas de ellas son estudiadas, reconocidas y amadas por los visitantes, de otras tenemos poca información. Este año, el programa de la Pieza del Mes servirá como pretexto para continuar indagando sobre el origen de estas colecciones y celebrará los 190 años de un gran museo que pertenece a todos los colombianos.
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Los guahibos viven en los Llanos Orientales de Colombia, entre los ríos Meta y Guaviare, y en Venezuela. Es el grupo más numeroso de la familia lingüística guahiba. Algunos de los subgrupos de esta etnia son los amorúa, cuiba y sicuani. Se llaman a sí mismos Jívi, “gente”.
La maraca aquí descrita es una de las herramientas más importantes de los curanderos o “brujos tigreros” guahibos. Se utiliza como el instrumento central de los procesos y ritos de curación tradicional:
“Los curanderos usan una maraca de calabazo durante sus rezos de curación. Está grabada con diseños geométricos y coronada con plumas de colores. La maraca se llena con semillas de la planta paquiboto” (Kondo Riena W., 1978, p. 202).
Manuel Lucena Salmoral, en su texto “Notas sobre la magia de los guahibos”, de 1971, hace una juiciosa descripción del concepto de enfermedad en los guahibos y la manera en que se emplea la maraca para curar:
“La enfermedad es siempre producto de un maleficio, un ente espiritual que se introduce en el cuerpo y produce grandes perturbaciones. Este ente espiritual y maléfico es visualizable y se llama ‘wanare’ o ‘wanari’. Es visualizable para el brujo, que lo sabe encontrar y sacar, pero no para la persona enferma. El ‘wanare’ es una piedra coloreada: blanca, negra, roja, amarilla o simplemente transparente. De las enfermedades del estómago sale el ‘warare’ blanco, de las del paludismo sale el amarillo, de las provocadas por las picaduras de animales sale el rojo, etc. El ‘warare’ transparente, como la sal marina venezolana, es muy dañino y puede provocar la muerte.
El ‘warare’ puede producirse por contagio con algo impuro, porque alguien haya manipulado algo personal de otra, o simplemente porque un brujo lo tiró contra alguien, a quien deseaba hacer mal. A veces el ‘warare’ no entra bien en algunas personas como los ‘racionales’, y rebota contra el que lo tira. Por eso el ‘warare’ es muy peligroso. No debe tenerse nunca en la casa, porque se enferman los que viven en ella.
La extracción del ‘warare’ es la sabiduría del brujo. Por eso se manda llamar a éste siempre que se enferma una persona. Una vez arreglado el precio de la curación, el chamán procede a vestirse apropiadamente. Se coloca uno o varios collares de dientes de tigre, adornos como uñas y piel de tigre y plumas de aves, y finalmente se pinta con achiote. Toma entonces ‘yopo’ y ‘capi’, coge su maraca y parte hacia la casa del enfermo, a donde llega totalmente borracho, como consecuencia de los alucinógenos. Se sienta un rato para descansar y luego se acerca al enfermo para soplarle con la maraca. Esto es una especie de observación sobre el estado de gravedad, la diagnosis. Si lo encuentra muy grave, informa a los familiares que es demasiado tarde y se regresa a su casa, ya que su prestigio va de por medio. Si estima que va a sanar, procede de inmediato a los preparativos. Sale de la casa y da un paseo diciendo a gritos que vengan todos los males a él, para chuparlos y poder así curar al enfermo.
A la par que grita, muerde unas piedrecitas que lleva en la mano llamadas ‘maras’.
Regresa luego junto al enfermo y procede a la verdadera curación. Agita repetidamente su maraca, marcando ritmos junto a su voz, reza luego unas oraciones y después sopla y succiona con la boca sobre la parte dolorida. En una de estas succiones extrae el ‘wanare’, que lo saca luego de su boca y se los muestra a todos, diciendo que aquello era lo que había provocado la enfermedad. Tira entonces el ‘warare’ lejos y anuncia que el enfermo va a sanar. Finalmente ordena que le den el vestido del enfermo y con su maraca lo ‘sopla’ también” (Manuel Lucena Salmoral, 1971, pp. 145-46).
http://coleccionetnograficaicanh.wordpress.com/2012/10/04/maraca-guahibo/