Esta obra representa a Margot, la esposa del artista, de quien Gómez Jaramillo realizó incontables retratos. Éste es uno de los más grandes y el preferido de ella. La armonía en la composición del cuadro se ve desbalanceada por la aparente desproporción en el tamaño de las manos de la retratada. El espectador esperaría encontrar unas manos delicadas y finas que correspondieran a la imagen de la elegante señora. Sin embargo, las obras de este pintor antioqueño se caracterizan por la especial atención que presta a la elaboración de las manos. Es común encontrarlas resaltadas y pintadas en un tamaño más grande al real.

Ignacio Gómez Jaramillo es uno de los artistas que contribuyeron a la apertura de la plástica colombiana a las corrientes modernas. Su obra se aleja de la representación verista de la realidad e introduce elementos como la descomposición de la perspectiva en planos superpuestos y la geometrización de las figuras. Además es considerado, junto con Pedro Nel Gómez y Luis Alberto Acuña, uno de los grandes impulsores de las temáticas nacionalistas características de las décadas de 1920 a 1940.
 

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